Por último, creo conveniente aclarar, que el criterio de elección de las portadas a incluir en este apartado, ha sido el de mostrar aquellas que comprenden la discografía en vinilo de "El Mudo", excluyendo exprofeso, para no pecar de reiterativos, aquellas que ya han sido citadas en otros apartados del presente blog, así como incluir otras muchas de varios artistas, en las que citándolo o no en portada, está incluido el "Máximo Cantor" en algún corte del álbum.
A la vista de lo que evidencian las 1.447 imágenes que acabamos de visionar, cuyo compendio más se asemeja a un volátil viaje "in crescendo" proyectado fantásticamente por la mismísima y más sorpresiva aurora boreal, que al producto de la carrera efectuada por cualquier artista ausente del "show business" desde hace más de ochenta años; y que no pueden por menos que asombrar a cualquiera con una mente dotada de desinterés provinciano y mediano raciocinio, va a ser muy difícil de sostener sus pueriles tesis localistas apropiadoras de un fenómeno totalmente liberado de fútiles maniqueísmos y a todas luces "UNIVERSAL"; que se revela tenazmente con premiar a aquellos que sólo buscaron hacer fortuna recluyendo falazmente su arte, bajo insostenibles excusas de estar custodiando ni se sabe qué cosa, ni mucho menos para qué inconfesable y abyecto fin. Esos han perdido todo; sus ambiciosas pretensiones crematísticas y especuladoras (rayanas en el delirio), el sino de lo que debería regir a un ilustrativo y proselitista Gardeliano, y lo que es peor; el prestigio, reconocimiento y profundo agradecimiento de aquellos llamados a ofrecérselo, que a fuerza de ver frustradas todas sus legítimas aspiraciones, esperanzas e ilusiones de conocer la parte de la obra del Zorzal que aquellos han mantenido secuestrada (esa es la palabra exacta), han acabado (en el mejor de los casos) maldiciéndolos y ¡aborreciéndolos!. ¡Así!, con esa tan ridícula, calamitosa y aciaga práctica, se han sentido sus innobles "espíritus" realizados y sus malsanos egos nutridos, mientras el resto de supervivientes, renuentes a concederles el mínimo reconocimiento en la más insignificante de sus formas, abominan consecuentemente de pronunciar sus tan reprobados como impopulares apellidos, así como las siglas de la tan inoperante como presunta fundación con título de nacional, maquinada por uno de ellos para simular un ánimo de servicio efectivo al prójimo y a la cosa patria, totalmente inexistentes para el caso que nos ocupa; negándoles de este modo, cualquier signo de asociación positiva e histórica con la gloriosa trayectoria del supremo Astro. ¡Vamos!, en pocas palabras... ¡que se pudran!, es el sentir y la expresión (no exenta de razón) más extendida e interiorizada en muchos casos, para ni tan siquiera hacerles rigor.
Una
auténtica pena, esa farisaica actitud y contumaz ceguera de transferencia
hereditaria. ¡Menudo legado tan alejado de la auténtica
quintaesencia Gardeliana, y lo que éste internacionalmente
representa!. ¡Qué impresentables y elaborados ignorantes!. Y no es que lo sean por desconocimiento de
los hechos ni del deseo y espíritu del propio ídolo, quién entre otras muchas diversas
ocasiones, el 26-10-1933 declaraba al Telégrafo -"Un artista, un hombre de ciencia, no tiene nacionalidad. Un cantor tampoco, ¡es de todos! y sobre
todo, su patria es donde oye aplausos..."-; ¡no!,
lo hacen por el mero, egoísta, enfermizo y malvado placer de poseer para
ellos solos, unas pocas piezas ajenas al disfrute de sus semejantes. ¡Únicamente por eso!; sin reparar siquiera en que esa misma
actitud, provocando el más enérgico rechazo de los demás hacia ellos mismos,
también incita a estos a actuar a la recíproca, lo que inevitablemente se
traduce, no solamente en una inaccesibilidad común entre los propios y lógicamente
cada vez menos abundantes y versados interesados (ellos inclusive), sino por concordancia,
en todo el conjunto de la también cada vez más menguante masa social atraída.
¡Vamos!,
el antigardelianismo en todo su auge y máxima concepción.
Puestas así las cosas, por mi parte, yo no me voy a ir de aquí habiendo hecho el memo, entregando (por el mero placer de ostentar durante un corto periodo de tiempo un nombre dentro de una minúscula élite gardeliana) como tan ingenua a la vez que interesadamente (y así fue pese al aparente contrasentido) hicieron otros paisanos míos que me antecedieron, y voy a llevarme conmigo, un importante acopio de piezas que jamás sus oídos disfrutarán (y lo voy a declarar en este capítulo del blog por ser por su contenido, el menos indicado para su repercusión), entre las cuales se encuentran siete u ocho ¡únicas en el mundo! y de las que, dado el maltrato al que han sometido todos mis tan denodados como vanos intentos por informarles, mi descendencia jamás atenderá un asomo de acercamiento o reparación por su parte. ¡Tanto ha sido el agravio!. ¡¿Han querido nacionalismo?!... ¡nacionalismo les va a salir a borbotones hasta por las orejas!. Les predije que cuando adquiriesen conocimiento de lo que estaban despreciando iban a derramar ¡lágrimas de sangre!, y plasma llorarán. Lo que hay aquí en Europa inédito de Gardel, se va a quedar aquí ¡inédito! para siempre. Y que conste que hay mucho, pero que ¡mucho!. Llevan hechas mal las cuentas... ¡pero que muy mal!. ¡Mamarrachos!. Y lo dice un persuadido de la conveniencia y exactitud de la frase "¡nunca digas, nunca jamás!".
¡Hasta
ahí mi fe y credibilidad con mi fiel sucesión!